En la cena mejor no comer mucho La cena por ser la última comida del día después de la cual no solemos movilizarnos mucho sino que nuestro cuerpo gasta sólo las calorías del sueño, no debe ser una ingesta abundante, sino que debe ser una comida ligera, nutritiva y equilibrada. En la cena, mejor no excedernos si queremos cuidar la línea y obtener un buen descanso. Si comemos en abundancia aunque se trate de una comida equilibrada y nutritiva, si después sólo pretendemos dormir, el sueño no será reparador pues el cuerpo tendrá más trabajo digestivo y se concentrará en ello más que en conciliar un buen sueño, entonces, si buscamos un descanso nocturno de calidad, en la cena no debemos excedernos. Al mismo tiempo, si comemos mucho de noche al punto de lograr una comida rica en calorías, aunque sean saludables, las calorías excedentes no se quemarán sino que se guardarán en el organismo. Y aunque al otro día podemos emplearlas como fuente de energía, lo recomendable es que la cena no aporte más que un 20% de las calorías del día, pues debemos desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo tal como lo dice el refrán. Los Nutrientes de la cena En la cena debemos contar con hidratos, proteínas y grasas como en todas las comidas del día, sin embargo, lo aconsejable es reservar los hidratos para desayunar y dejar las proteínas para cenar, pues este último macronutriente no es una fuente concentrada de calorías, nos sacia y no se puede acumular en el organismo como las grasas o los hidratos.
Entonces, en la cena priorizaremos la ingesta de proteínas y reduciremos, aunque deban estar presentes, los hidratos y grasas. Asimismo, no cualquier hidrato, proteína y grasa es aconsejable para componer esta última comida del día, sino que escogeremos para una cena saludable, proteínas de calidad pero magras como puede ser una pechuga de pollo sin piel, un pescado, queso fresco, lácteos o simplemente clara de huevo. mientras que los hidratos deben ser de bajo índice glucémico entonces al momento de elegir priorizaremos las frutas y verduras, aunque puede haber algo de arroz integral o legumbres. Al momento de escoger grasas, estas deben ser pocas y de buena calidad siempre que sea posible, por lo tanto, podemos usar aceite de oliva, frutos secos, semillas, aceitunas o aguacate, siempre en cantidades moderadas para no favorecer excesos que sabemos no son aconsejables en la dieta. 1. Hablar poco y masticar mucho. No renuncie a una buena compañía y a una mejor conversación a la hora de comer, pero recuerde que los alimentos requieren una correcta masticación. Fíjese y observe si, cuando habla, tiene tendencia a comer más rápido o a no masticar como debiera e intente corregirlo. 2. Ni muy caliente ni muy frío. Las temperaturas extremas irritan la mucosa digestiva. Saque las bebidas de la nevera al menos media hora antes de la comida. Deje reposar las comidas calientes, y las sopas e infusiones el tiempo suficiente para que se templen. 3. Las emociones afectan la asimilación. El proceso de digestión jamás será el adecuado si en el ambiente en el que transcurre la comida se respira tensión. Ese tipo de situaciones pueden hacer que coma rápido, sin masticar; por no hablar de los nervios que pueden concentrarse en el estómago, provocando dolor. Procure evadirse de los problemas durante el tiempo que le dedica a la comida y no deje que nada le afecte. 4. La respiración también cuenta. Cuando se respira bien el estómago recibe mayor cantidad de oxígeno, con lo que realiza mejor su función. La respiración ideal es la abdominal. 5. Caminar 10 minutos. Hacerlo tras el almuerzo ayuda a tener una mejor digestión y a combatir eficazmente el estreñimiento. 6. Evitar los refrescos o beberlos con moderación. Para que los gases que contienen no se acumulen en el estómago y se unan a los que ya han ocasionado la fermentación de determinados alimentos. Además, el alcohol y el exceso de azúcar tampoco facilitan la digestión. Porque es tan importante el desayuno?
Como desayunar mejor
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AutorCristian Camilo Ruiz ArchivosCategorías |